• Caja vacía / Conclusión experimental N.º 1 (A)
      

Caja vacía / Conclusión experimental N.º 1 (A) (1958)

  •   Jorge Oteiza
  •  Chapa de acero pavonado, 34 x 27 x 27 cm, pieza única

A punto de quedarse sin escultura en las manos, Oteiza llevó a cabo su serie de cajas metafísicas, una de cuyas más significativas piezas es esta. En ella podemos considerar con claridad que el vacío encerrado en la caja es la escultura que perseguía el artista. Contenido ese vacío entre las abiertas paredes de sus seis lados, estos funcionan como límite, piel o corteza constructiva de la energía espacial que acotan. De la escultura que ocupaba un espacio, Oteiza pasó a una construcción que generaba un espacio, desalojando la escultura.

La progresiva reducción de estos límites a una básica y elemental arquitectura definidora de un lugar –no ya un vacío desalojado de escultura, sino de un mero lugar– originó que al poco tiempo Oteiza se encontrara en un callejón sin salida, desde el que la evolución posterior ya no le era posible. En pura lógica, el siguiente paso era dar marcha atrás o dejar la práctica artística material. Optó por lo segundo, si bien continuó su activismo con una vigorosa y fértil reflexión artística plasmada en libros, actividades pedagógicas y numerosos escritos.

En una época, los años cincuenta, dominada por el informalismo y el expresionismo abstracto, la geometría y el conceptualismo de Oteiza vaticinaban el futuro. Algo informalista puede ser considerada la otra escultura de Oteiza presente en esta exposición: una suerte de espacio dibujado por líneas curvas que no responden a un orden identificable. Totalmente constructiva es, por otra parte, la pieza aquí comentada, en la que la ortogonalidad y sus quiebros imponen un ordenamiento reconocible. De modo que, si al regresar de América en 1948 se constituyó en puente que dinamizaba un pasado estancado, once años más tarde se configuró como señal indicadora hacia un futuro fértil.

Jorge Oteiza dejó dicho que hasta el siglo XX -en particular, hasta él- la escultura tradicional se limitaba a ocupar un espacio, pero que a partir de entonces su tarea consistía en generar un espacio. De ahí que en sus trabajos, y muy en concreto en los dos que se presentan aquí, la forma física es menos significativa que el espacio que ésta alberga, el vacío interior que se nos hace presente por los materiales, los cuales vienen a ser como su piel exterior, en un caso, curvilínea y hasta cierto punto informalista y, en el otro, constructiva y geométrica.

 
Conjunción dinámica de dos pares de elementos curvos y livianos
1957-1974
Fraile
1979
 
Conjunción dinámica de dos pares de elementos curvos y livianos
1957-1974
Fraile
1979