Aldeanita en las labores del campo (1892)

•   Adolfo Guiard
•  Óleo / tabla, 31,5 x 21,4 cm

Adolfo Guiard Larrauri (Bilbao, 1860 - 1916) inició su formación primero en Bilbao, con el pintor costumbrista Antonio María Lecuona y después con Ramón Martí i Alsina, representando escenas agrícolas con gran detalle y realismo. En 1878, viajó a París para completar su aprendizaje y se familiarizó con los postulados estéticos del impresionismo a través de pintores clave del movimiento como Edgar Degas. En 1885, regresó al País Vasco con una visión renovada que lo convertiría, junto a Darío de Regoyos, en uno de los pioneros de la pintura vasca moderna.

A principios de la década de 1890, con su carrera artística ya plenamente consolidada, desarrolló diversas obras que capturan el espíritu de la vida en el campo del País Vasco desde una perspectiva impresionista. A este periodo justamente pertenece la obra Aldeanita en las labores del campo. Guiard captura un momento sereno en el paisaje rural vasco, y es un ejemplo destacado de su capacidad para combinar el impresionismo con la esencia de la vida cotidiana. La escena nos muestra a la joven en un momento de ensimismamiento e intimidad; se trata de una campesina pero bien podría ser una bailarina de Degas en medio de un bosque otoñal. Utiliza un delicado dibujo en los primeros planos acompañado de una paleta suave, con pinceladas ligeras que capturan la luz y el color del entorno en los planos más distantes. La composición armoniosa entre la figura humana y el majestuoso árbol añade una dimensión poética a la pintura, irradiando una profunda serenidad.

Aldeanita en las labores del campo es una pieza importante que demuestra el compromiso de Adolfo Guiard con la representación del mundo rural vizcaíno, incluyendo su paisaje, habitantes y costumbres. Con esta obra, Guiard contribuye al diálogo pictórico sobre la identidad local, ofreciendo al espectador una ventana a la riqueza cultural y la simplicidad de la vida campestre a finales del siglo XIX.