• Luz artificial
      

Luz artificial (2010)

Luis Gordillo funde en esta pintura recursos estilísticos de los tres orígenes pictóricos que él ensambló para construir una parte significativa de su obra: el color pop, la convivencia de abstracción y figuración, y el automatismo. Sus orígenes a finales de los años cincuenta y primeros sesenta fueron abiertamente expresionistas abstractos, muy gestuales y en donde el color se reducía dramáticamente al blanco y negro; en este origen debe verse un primer paso hacia un tipo de dibujo automático que practicó a partir de los años setenta. Poco después, el descubrimiento del pop art americano le ganó para la figuración y el color vibrante; tras un tránsito temporal en este campo, volvió a la abstracción, aunque él mismo niegue ser un pintor abstracto.

En aquel momento se fundieron estas líneas de trabajo para dar lugar a un estilo reconocible como sumamente personal.

En esta luz artificial encontramos una perfecta síntesis de su estilo: vibración cromática, automatismo gestual en algunas pinceladas y manchas de color, y abstracción. ¿Dónde queda aquí lo figurativo? Estamos hablando de luz, lo inmaterial por antonomasia, lo invisible que, sin embargo, permite ver; hablamos por tanto, de lo que ilumina, pero no de lo iluminado. Y hablamos también de artificialidad, es decir, de construcción intencionadamente elaborada con la ayuda de la razón.

El resultado es una explosión palpitante de formas y colores no nítidamente articulados entre sí, como recién surgidos del estallido producido por el hueco dentro del perfecto rectángulo inscrito en el centro de la pintura: un orden del que surge lo difuso. Una pintura que habla del artificio fantasioso de estar viendo lo que no hay por medio de capas superpuestas (reales o no) de color sobre el lienzo.