En La guerra de los mundos, Arroyo trata la confrontación entre Oriente y Occidente tras los atentados del 11-S, la contraposición entre un burro y la figura de Mickey Mouse o el trasfondo cultural que remite a la novela de H. G. Wells. Un fondo dominado por el color mostaza sirve de escenario para figuras recortadas con contornos nítidos, lo que otorga al conjunto un aspecto casi de collage. Al igual que en otras obras del artista, esta batalla iconográfica se nutre de referencias populares y de símbolos políticos, creando una atmósfera de tensión irónica. La dicotomía entre lo serio y lo lúdico, representada por el asno (pobreza, tradición) y el ratón antropomorfizado (consumismo, espectáculo), funciona como reflexión satírica sobre los conflictos del mundo contemporáneo.
Las obras de Eduardo Arroyo han sido presentadas en importantes exposiciones individuales y colectivas tanto en España como en el extranjero, y forman parte de colecciones de referencia, entre ellas las del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS).